Las centrífugas refrigeradas para laboratorio son equipos empleados para lograr la sedimentación de los componentes en una solución homogénea en sus distintas densidades a una temperatura predeterminada. Para ello cuentan con un diseño especial que somete las soluciones a la rotación y aceleración centrífuga a una elevada velocidad por tiempo determinado, movimientos con los que la solución queda separada en dos fracciones, ocurriendo todo este proceso a una temperatura apropiada, ya que dichas centrifugas poseen un control de temperatura a la que se lleva a cabo el proceso de sedimentación.
¿Qué consideraciones debes tener en cuenta?
Para utilizar una centrífuga refrigerada es necesario seguir una serie de pasos que permitan su funcionamiento seguro. Si bien los equipos de este tipo en términos generales operan de la misma manera, conviene consultar el manual de uso proporcionado por el proveedor incluso si se cuenta con experiencia en el uso de centrífugas. Lo primero que se debe hacer es encender el accionador del interruptor y abrir la tapa con el botón correspondiente el que tiene un indicador luminoso, que se enciende cuando la centrífuga se encuentra correctamente cerrada.
Luego de colocar los adaptadores necesarios en el equipo de laboratorio se ponen los tubos, de preferencia de manera equilibrada y simétrica, y se cierra la tapa. Posteriormente se ajusta la velocidad utilizando los botones de configuración, de acuerdo con las preferencias y se selecciona el tiempo. Es necesario seleccionar también la velocidad de aceleración y de freno para después ajustar la temperatura.
Se recomienda revisar que las configuraciones sean las adecuadas antes de poner en funcionamiento la centrífuga y verificar que no se presente una vibración excesiva. Este problema se soluciona equilibrando los tubos y colocándolos de manera simétrica.
Algunas recomendaciones para el uso
Mantenga la centrífuga limpia de restos de muestras, vidrio o polvo.
Cuando esté centrifugando mantenga cerrada la tapadera. Si algo se rompe apague inmediatamente el equipo y no lo abra hasta que se detenga o el indicador de apertura de la tapadera lo indique.
Reemplace los recipientes metálicos que estén deformados, pues producen una presión no uniforme sobre el tubo de muestra.
No utilice equipo de vidrio rallado o agrietado, porque la presión centrífuga puede producir una ruptura en estos puntos, pulverizando el vidrio y contaminando las otras muestras.
Reemplace los tapones amortiguadores de los portamuestras.
Cuando se deterioren y/o se rompa un tubo de vidrio, limpie los restos (macrocentrífuga).
Compruebe que la superficie donde tiene el equipo esté perfectamente nivelada, ya que si sucede lo contrario causaría vibraciones.
¿Cómo comprobar el adecuado funcionamiento de una centrifuga refrigerada?
Cargue la centrífuga correctamente y ciérrela.
Asegúrese que la centrífuga esté bien cerrada.
Accione el interruptor de encendido, fijando previamente la temperatura, velocidad y el tiempo de centrifugación (sí el equipo cuenta con estos controles).
Observe detenidamente el funcionamiento; si no existiese ningún problema continúe con su trabajo.Si existen problemas de vibración, balancear correctamente los portamuestras.
Si no funciona el equipo, revisar el cable de conexión eléctrica, carbones o fusibles no pueden colocarse como pares contrapuestos.
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