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Incubadoras de laboratorio

La incubadora es un equipo que utiliza diversos medios de transferencia de calor y control ambiental, para obtener unas condiciones bajo las cuales se puedan efectuar procedimientos especializados de laboratorio. En general, disponen de un sistema de resistencias eléctricas que se controlan mediante dispositivos como termostatos o controles microprocesados. En cuanto a los sistemas de transferencia de calor, las incubadoras utilizan básicamente la conducción y la convección natural o forzada.

Conducción térmica

En las incubadoras que funcionan por conducción térmica, el conjunto de resistencias eléctricas transfiere directamente el calor a las paredes de la cámara, donde se incuban las muestras. Las resistencias constituyen una región de alta temperatura, mientras que la cámara es una región de menor temperatura. La transferencia de energía térmica se presenta siempre desde la región de mayor temperatura hacia la región de menor temperatura.

Convección térmica

En las incubadoras que funcionan mediante convección térmica, el calor generado por el sistema de resistencias es transferido a un fluido –aire– que circula en la cámara de incubación, transfiriendo el calor a las muestras; la eficiencia de este proceso depende de los patrones de flujo del mismo. En general el aire ingresa a la incubadora por la parte inferior y es calentado en un compartimiento, desde el cual fluye a la cámara de incubación, siguiendo patrones uniformes de flujo, para finalmente salir al exterior a través de un conducto ubicado en la parte superior de la incubadora.

¿Que requieren las incubadoras para su funcionamiento?

Las incubadoras requieren para su funcionamiento las siguientes condiciones:

  • Una acometida eléctrica dimensionada de acuerdo con los estándares eléctricos utilizados en el país. La toma eléctrica que alimenta la incubadora no debe estar a más de 1,5 m del lugar seleccionado para la instalación de la incubadora. La acometida eléctrica normalmente debe suministrar un voltaje de 120 V, 60 Hz o de 220-240 V, 50/60 Hz y disponer de su respectiva acometida a tierra.
  • Un espacio libre a los lados de la incubadora y también en la parte trasera del equipo, con el fin de permitir el paso de los cables y la ventilación requerida por la incubadora para su funcionamiento normal. Dicho espacio se estima entre 5 y 10 cm.
  • Un lugar del laboratorio donde la variación de temperatura sea mínima.
  • Una estantería o mesón, firme y nivelado, capaz de sostener el peso de la incubadora. El peso de una incubadora de tres estantes se estima entre 60 y 80 kg.
  • Reguladores de presión, mangueras y acoples, para las incubadoras que utilizan dióxido de carbono (CO2). Además, anclajes que permitan asegurar el cilindro de alta presión que contiene el CO2.

Rutinas de mantenimiento y uso de la incubadora

Se presentan a continuación las rutinas generales de operación y mantenimiento que puede llegar a requerir una incubadora. Los procedimientos específicos deben realizarse siguiendo las recomendaciones de cada fabricante. Recomendaciones de uso

  • No utilizar una incubadora en presencia de materiales inflamables o combustibles, debido a que en el interior del equipo existen componentes que en operación podrían actuar como fuentes de ignición.
  • Evitar el derrame de soluciones ácidas en el interior de la incubadora. Estas deterioran los materiales internos de la cámara de incubación. Procurar manejar sustancias cuyo pH sea neutro en lo posible. Evitar incubar sustancias que generen humos corrosivos.
  • Evitar colocar recipientes sobre la cubierta inferior que protege los elementos calefactores resistivos.
  • Emplear elementos de protección personal cuando se utiliza la incubadora: anteojos de seguridad, guantes, pinzas para colocar y retirar recipientes.
  • Evitar permanecer frente a una incubadora que se encuentre con la puerta abierta. Algunas sustancias emiten humos o vapores no recomendables para respirar.
  • Calibrar la incubadora en el lugar de instalación para constatar su uniformidad y estabilidad.
  • Verificar la temperatura de operación de la incubadora en horas matutinas y vespertinas, con instrumentos certificados: termómetro, termo par, etc.
  • Registrar cada inconformidad detectada en la bitácora de la incubadora. Explicar si se tomaron acciones correctivas.
  • Verificar que la temperatura de la incubadora no varíe más de un grado centígrado (+/– 1 °C).
  • Añadir un agente inhibidor microbiano de carácter no volátil, si se requiere instalar dentro de la incubadora un recipiente con agua para mantener una determinada cantidad de humedad.

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